Vergüenza

Vergüenza

La vergüenza es la turbación del ánimo ocasionada por la conciencia de alguna falta cometida, o por alguna acción deshonrosa y humillante. Nos avergonzamos cuando nos suceden, nos han sucedido o van a suceder cosas que mueven al descrédito y a críticas, como ser objeto de ultraje, e igualmente los actos que llevan a la indisciplina.

En el Mandala de las Emociones la vergüenza pertenece a la familia de los deseos. La vergüenza y el temor son dos hermanos con caminos antagónicos en cuanto a la opinión de los demás. El temor de dar de sí una mala opinión o la humillación por una falta cometida. La contracara de la vergüenza es la orgullo. En este caso el orgullo se origina por la acumulación excesiva de la vergüenza. Alguien que se halla humillado por todos, suele consolarse cuando se encuentra humillando a otro aún más bajo que él.

Las emociones se encuentran en equilibrio o no. Esto depende del modo, la ocasión y la duración de la emoción. La vergüenza cuando es equilibrada lleva al éxito, pero, cuando es excesiva o deficiente, lleva al fracaso.

Cuando la vergüenza excesiva:

El sentimiento de culpa, de forma permanente, puede conducir a la crueldad.

La victimización hace a las personas dependientes de aquellos que les han causado daño.

El sadismo es como el fuego. Cuanto más devora, más hambre tiene.

Irritarse por un reproche es reconocer que se ha merecido.

El cinismo es una forma antipática de decir la verdad.

Se compite en un inmenso certamen de maldad. De día en día es mayor el afán por pecar, menor la vergüenza.

La burla y el ridículo son, entre todas las injurias, las que menos se perdonan.

Quien desprecia demasiado, se hace digno de su propio desprecio.

La capacidad humana de culpabilidad es tal que la gente siempre puede encontrar la manera de culparse a sí misma.

Cuando la vergüenza es deficiente:

La vergüenza viene en ayuda de las personas o las envilece.

Lo que tú denominas odio, rencor y venganza constituyen las únicas armas que posee el pobre para manifestar el agravio padecido y reclamar su justicia.

Echarle la culpa a los demás en lugar de a uno mismo, eso está al alcance de cualquiera.

La esencia de la religión es el sentimiento de culpabilidad.

Se compite en un inmenso certamen de maldad. De día en día es mayor el afán por pecar, menor la vergüenza.

Los sinvergüenzas son a menudo especialistas en fingir ser auténticos santos.

El único error imperdonable es no intentar enmendar lo que se ha hecho mal.

La desvergüenza sería un cierto menosprecio e indiferencia.

No sabe tornar a su dueño la vergüenza que se fue.

Cuando la vergüenza es equilibrada:

Un solo bien puede haber en el mal:la vergüenza de haberlo hecho o recibido.

Lo importante no es echar la culpa de un error de alguien, sino averiguar qué causó el error.

Fracasar no es vergonzoso, lo vergonzoso es no hacer el intento.

La vergüenza es tan profunda como la pena.

Cuando alguien te ofenda trata de elevar tu alma muy alto para que la ofensa no la alcance.

Si te ofenden, defiéndete; pero sin llegar nunca a pelearte.

Quien ama no recuerda largo tiempo el agravio.

Sentimos vergüenza ante aquellos de quienes depende algo de lo que tenemos gran necesidad, como ocurre con los que se enamoran.

Es imposible pasar por la vida sin recibir ningún rasguño.

El perdonar es un bello acto.

Hemos de proceder de tal manera que no nos sonrojemos ante nosotros mismos.

Acostúmbrate a formarte únicamente aquellas ideas acerca de las cuales, si se te preguntara de súbito: ¿en qué piensas ahora?, Con franqueza pudieras contestar al instante: En esto o aquello.

Una persona íntegra se avergüenza de que sus palabras sean mejores que sus actos.

Más pronto o más tarde todos tenemos que pagar por lo que hemos hecho

Perdonar una ofensa es el valor de los valientes.

Cada vez que alguien cometa una falta contra ti, medita al punto que concepto del mal o del bien tenía al hacerla. Una vez que hayas examinado eso, tendrás compasión.

Nos avergonzamos ante aquellos a quienes tenemos en cuenta.

La vergüenza es tanto el sentimiento por lo hecho mal como el impulso inhibidor que nos lleva a evitar determinadas acciones.

Preguntar es vergüenza de un instante; no preguntar es vergüenza de una vida.

Las frases de este artículo se encuentran distribuidas a lo largo del Oráculo del Alma.

Autor: Adrián Casasnovas ©