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Opinión

Platón nos dijo que la opinión es la capacidad de juzgar sobre la apariencia, algo intermedio entre la ignorancia y la ciencia. El saber intermedio de las cosas intermedias es la opinión. Conociendo las opiniones de alguien procuramos este saber intermedio. De la misma manera cuando damos a conocer nuestras opiniones ayudamos al otro a construir nuestra apariencia.

En el Mandala de las Emociones la opinión pertenece a la familia de las pasiones. La opinión y la creencia son dos hermanas con caminos antagónicos en cuanto a la interpretación de la realidad. En la creencia se está y la opinión se tiene. Hay situaciones ante las cuales nos encontramos sin creencia firme: nos encontramos en la duda de si son o no. Entonces nos hacemos una opinión sobre ellas. La contracara de la opinión es la detención. En este caso la detención se origina por la debilitación de la opinión.

Las emociones se encuentran en equilibrio o no. Esto depende del modo, la ocasión y la duración de la emoción. La opinión cuando es equilibrada lleva al éxito, pero, cuando es excesiva o deficiente, lleva al fracaso.

Cuando la opinión es excesiva:

No se debe confundir la verdad con la opinión de la mayoría.

Los que nunca varían de opinión se aman a sí mismos más que a la verdad.

La reina del mundo es la fuerza y no la opinión; pero es la opinión quien usa de la fuerza.

El medio para hacer cambiar de opinión es el afecto, no la ira.

Las opiniones son convicciones frágiles y variables. Si se convierten en convicciones profundas y fuertemente enraizadas, entonces debemos llamarlas creencias.

Un hombre obstinado no tiene opiniones, sino éstas a él.

Se critica en los otros lo que se reconoce y desprecia como propio.

No solemos considerar como personas de buen sentido sino a los que participan de nuestras opiniones.

No permitas que la diferencia de opinión te distancien de tus semejantes, o que sea causa de discordia.

Las opiniones son como los clavos: mientras más se golpea contra ellas,más penetran.

Uno se puede pasar la vida haciendo infinitas interpretaciones de los mismos hechos.

Cuando la opinión es deficiente:

No te dejes contagiar, no des ninguna opinión como tuya antes de ver si se adecua a ti.

Sobre las cosas que no se conocen siempre se tiene mejor opinión.

Tendemos a tener mucha confianza en juicios que hacemos basados en muy poca información.

No es fácil opinar contra los propios intereses; éstos arrastran las opiniones.

Importa mucho más lo que tú piensas de ti mismo que lo que los otros opinen de ti.

No hay que temer a los que tienen otra opinión, sino a aquellos que tienen otra opinión pero son demasiado cobardes para manifestarla.

Lo que nos inquieta no son las cosas, sino las opiniones acerca de las cosas.

Quien nunca varía opinión es semejante al agua estancada.

No es muy dificil atacar las opiniones ajenas, pero sí el sustentar las propias.

En una discusión, lo difícil no es defender nuestra opinión, sino conocerla.

Cada cual tiene de sí mismo un concepto más alto que de los demás; pero la opinión que los demás tienen acerca de él le parece más estimable que la suya propia.

Quien no tiene opinión propia siempre contradice la que tienen los demás.

Cuando la opinión es equilibrada:

La capacidad para cambiar la perspectiva es, sin duda, una de las herramientas más efectivas a nuestra disposición.

No son las personas las que hacen las interpretaciones sino las interpretaciones las que hacen a las personas.

Nuestra opinión cambia a diario y se muda a la contraria. La mayor parte de nosotros pasa la vida en este juego.

En cuanto le doy lugar a la duda, mi convicción muere.

No estoy tan enamorado de mis propias opiniones que ignore lo que los demás puedan pensar de ellas.

La verdad es la integridad de la opinión.

Si no está en nuestro poder el discernir las mejores opiniones, debemos seguir las más probables.

Al magnánimo no le gusta hablar con otros, dado que nada tiene que decir, ni de si mismo ni de los demás.

No critica a los demás; ni le gusta hablar mal ni siquiera de los enemigos, salvo en ocasiones para decirlo cara a cara.

Hay que conceder la libertad de opinión y gobernar de tal suerte que, aunque piensen abiertamente cosas distintintas, vivan en paz.

Te pueden convencer realmente sólo tus propias ideas.

Hay que dejar a todo el mundo la libertad de opinión.

Nada inspira más veneración y asombro que una persona que sabe cambiar de opinión.

La sabia deliberación no se confunde con la simple opinión.

La opinión no es una exploración del espíritu; aunque es ya una afirmación bastante ajustada, en tanto el que delibera lo haga bien o mal, siempre busca alguna cosa y efectúa cálculos razonando.

Cuando los hechos cambian, cambia de opinión.

Para dar una opinión, primero uno ha de juzgar si la otra persona está en buena disposición para recibirla o no.

La amistad de los buenos está preservada de la calumnia.

Nadie que haya conocido por largo tiempo a otro puede creer en las malas opiniones de terceros.

Presta el oído a todos, y a pocos la voz. Oye las censuras de los demás; pero reserva tu propia opinión.

No hace falta defender siempre la misma opinión porque nadie puede impedir volverse más sabio.

Sólo podemos dar una opinión imparcial sobre las cosas que no nos interesan, sin duda por eso mismo las opiniones imparciales carecen de valor.

Quizá haya enemigos de mis opiniones, pero yo mismo, si espero un rato, también puedo ser también enemigo de mis opiniones.

Las frases de este artículo se encuentran distribuidas a lo largo del Oráculo del Alma.

Autor: Adrián Casasnovas ©