Foto: Hugo Zimmerman
Deseo
El deseo es la intención sin intención, es el fin sin los medios. Es el vacío del cuenco queriendo ser llenado: la atracción. Cuando verdaderamente deseamos lo hacemos con la totalidad del ser.
En el Mandala de las Emociones el deseo ocupa la cúspide de la familia de los deseos, además de estar en el eje vertical al igual que la icertidumbre y el sufrimiento. La desviación del deseo da origen al amor y el odio.Amor y odio nacen de la frustración del deseo. El complemento del deseo es el pasión. La medida del deseo es su amplitud, la de la pasión su intensidad. La pasión es seducción, el deseo, atracción.
Las emociones se encuentran en equilibrio o no. Esto depende del modo, la ocasión y la duración de la emoción. El deseo cuando es equilibrado lleva al éxito, pero, cuando es excesivo o deficiente, lleva al fracaso.
Cuando el deseo es excesivo:
De mi ciego deseo los ardores volcánicos crecieron, de manera que víctima soy ya de sus furores.
Cosa corriente es que vanidosos y presuntuosos finjan poseer lo que desean.
Nada impide tanto ser natural como el deseo de parecerlo.
Un capricho es un deseo experimentado por una persona que ni conoce ni se preocupa por descubrir sus causas.
Un deseo es tanto más violento cuanto más se ignora el objeto que lo motiva.
Lo mucho se vuelve poco con desear otro poco más.
El deseo del dinero crece tanto cuanto el dinero mismo.
Quizás cuando nos encontramos deseando todo, es porque estamos peligrosamente cerca de no desear nada.
Cuando el deseo es deficiente:
El deseo muere automáticamente cuando se logra: fenece al satisfacerse. El amor en cambio, es un eterno insatisfecho.
El placer es débil cuando no se forja en la fragua del deseo.
Hay que librarse del deseo de hacer las cosas como los demás y hacer tranquilamente y sin miedo lo que te parece.
Por pequeño que sea un deseo, te mantiene atado, como el ternero a la vaca.
Me conformo con lo que me dan por miedo a salir a buscar lo que realmente deseo.
Lo que llamas esperanza no es más que la agonía del deseo.
¿De verdad crees que orando y esperando conseguirás lo que deseas?.
Deberías dejar de preocuparte por las cosas que estén más allá de tu deseo.
Hay personas que desean en voz alta aquello que jamás se esfuerza en alcanzar.
Por qué crea en mí el deseo y después me niega el talento.
El error que se suele cometer nunca es que se desee demasiado, sino sólo que se desea demasiado poco.
Cuando el deseo es equilibrado:
Los deseos se hacen realidad cuando te olvidas de ellos.
Pide un deseo y no se lo digas a nadie. Ni siquiera a ti mismo.
El deseo muere automáticamente cuando se logra: fenece al satisfacerse.
No pidas que las cosas lleguen como tú las deseas, sino deséalas tal como lleguen, y prosperarás siempre.
El pasado está escrito en la memoria y el deseo está presente en el deseo.
Haz lo necesario para lograr tu más ardiente deseo, y acabarás lográndolo.
Forma parte de la curación el deseo de ser curado.
La voluntad es el poder del deseo cuando está concentrado y sostenido.
Los deseos se tienen, no se piden. Lo que se pide es el objeto del deseo.
Es mejor deseo sin posesión que posesión sin deseo.
A veces haces lo que deseas, el resto del tiempo haces lo que debes.
El cumplimiento del deseo es dulce al corazón.
Lo que deseas viene en camino. Llegará según la fortuna.
El deseo de merecer las alabanzas que se nos tributan fortifica nuestra virtud.
Cuando despiertas un deseo en otro se desata una energía a la que es inútil resistirse.
Lo que haces o dejas de hacer está motivado por un deseo, puedas identificarlo o no.
El deseo intenso crea no sólo sus propias oportunidades sino además sus propios talentos.
El ser para las posibilidades se muestra como puro deseo.
La felicidad consiste en apreciar lo que tienes, y no desear en exceso lo que no tienes.
Cuando el deseo se combina con la razón, razonamos.
Es más valiente quien conquista sus deseos que quien conquista a sus enemigos.
Hágase no aquello que deseo, sino lo que sea justo.
El deseo de intimidad es el deseo de compartir con otro lo más profundo de sí.
Todas las transformaciones empiezan por un deseo ardiente de cambiar.
Lo lícito no es grato; lo prohibido excita el deseo.
Si quieres no frustrar tus deseos, tú puedes: sólo desear lo que depende de ti.
Las frases de este artículo se encuentran distribuidas a lo largo del Oráculo del Alma.
Autor: Adrián Casasnovas ©