Tirar
Tirar marca el final de la relación con el objeto, se hace necesario desprenderse del mismo. Lo que ya no nos sirve lo tiramos, lo desechamos.
La primera sensación es el hambre, el hambre nos lleva a buscar.
Luego hay que tener la capacidad para tomar lo que se encontró. Lo que se tomó hay que asimilarlo, hay que usar la energía que nos dan los nutrientes. Finalmente hay que tirar lo que ya no es útil. En el Mandala de las Emociones la acción de estas cuatro sensaciones son el fundamento nutricio del alma. En el alma bienestar y malestar están relacionados con las sensaciones del cuerpo.
Las sensaciones tienen su correlato a nivel psicológico. Para Jung el campo psicoideo es el lugar de origen de lo psíquico y lo físico. La psique y la materia están contenidas en el mismo mundo, es decir, son aspectos distintos de una y la misma cosa.
Cuando el tirar lleva al bienestar:
Constituye un destino. Es más noble ser envidiado que compadecido.
Enderezaste tus pasiones hacia tu meta suprema; entonces se convirtieron en tus virtudes.
Una persona dueña de su destino es más importante que su destino.
Quien tiene ante sus ojos un fin hace que todas las cosas le ayuden a conseguirlo.
El placer en el acto lleva a la culminación de la obra.
Lo maravilloso del hombre: nunca se desalienta o disgusta lo suficiente para abandonar algo que debe hacer, porque sabe que es importante.
En tu corazón brilla la estrella de tu destino.
El destino es el que baraja las cartas, pero nosotros somos los que jugamos.
Tanto en una carrera como en la vida diaria, uno debe estar relajado para alcanzar la meta.
Es evidente que todos los fines no son fines perfectos. Pero el bien supremo constituye, de alguna manera, un fin perfecto.
El fin es: gobiérnate a tí mismo.
No obres como si fueras a vivir mil años; obra como si el fin estuviera muy cerca.
Y en cuanto tuve aquella brillante ocurrencia, el camino a seguir quedó iluminado desde el principio hasta el final.
Si existe la libertad entonces no puede existir el destino, por lo tanto, nosotros mismos somos nuestro propio destino.
Los finales son finales, aunque sean felices.
Ser como somos, y convertirnos en lo que somos capaces de convertirnos, es el único fin de la vida.
Lo esencial surge con frecuencia al final.
No todo término merece el nombre de fin, sino tan sólo el que es óptimo.
Si te pones a trabajar en tus metas, tus metas se pondrán a trabajar para tí.
La cualidad de la valentía significa estar dispuesto a asumir riesgos para lograr las metas.
Lo sabio es la meta del alma humana y, a medida que se avanza en sus conocimientos, va alejando a su vez el horizonte de lo desconocido.
Cuando el sol se eclipsa para desaparecer se ve mejor su grandeza.
A buen fin, no hay mal principio.
Cuando el tirar lleva al malestar:
La memoria no tiene cubo de la basura.
Nuestra mayor debilidad es rendirse, la única manera de tener éxito es intentarlo una vez más.
Es más cruel temer a la muerte que morir.
Uno tiene sus planes, pero al final no puede controlarlos.
Es débil porque no ha dudado bastante y ha querido llegar a conclusiones.
inconclusasNadie debe abandonar un sueño sin darle la oportunidad de que se convierta en realidad.
La parte más difícil de querer a alguien es decirle adiós.
Cuanto más tiempo dura una disputa, más lejos nos hallamos del final.
Abandonar puede tener justificación; abandonarse, no.
Nadie debe abandonar un sueño sin darle la oportunidad de que se convierta en realidad.
La amistad que puede concluir, nunca fue verdadera.
La mayoría de las personas abandonan sus vicios sólo cuando les causan molestias.
Las frases de este artículo se encuentran distribuidas a lo largo del Oráculo del Alma.
Autor: Adrián Casasnovas ©