prudencia

Prudencia

Prudente es el acto que media entre la incontinencia y la abstinencia. Dice aristóteles: es prudente quien es capaz de reflexionar y de juzgar de una manera conveniente sobre las cosas que deben favorecer a su virtud y a su felicidad.

Nos dice Hugo Mujica: "Etimológicamente, "sabiduría", viene de la palabra latina "sapere", de la cual derivan dos palabras: "saber" y "sabor", dos palabras que indican lo mismo: un saber que sabe, gustándola, de qué se trata la vida. Un saber que come el fruto de la vida, no un saber teórico "sobre" la vida. Sabio entonces no es quien pensó la vida sino quien dejó que la vida le diga lo que ella misma aprendió viviéndolo a él, quien dejó que la vida le entregue su sabor: le revele su sentido. No el sentido que él le da a la vida sino el sentido que la vida misma es: su darse, su entregarse. El sabio es un testigo, no un profesor. Es quien "saborea" todo lo que vive."

En el Mandala de las Emociones la prudencia pertenece a la familia de las virtudes. La prudencia y la templanza son hijas de la pasión. Cuando se regula la pasión nacen la prudencia y la templanza.

El buen ejercicio de la virtud nos lleva a la felicidad, el mal ejercicio de la virtud a la pérdida de la felicidad. Esto depende del modo, la ocasión y la duración de la emoción.

Cuando la prudencia lleva a la felicidad:

Quien es prudente es moderado; quien es moderado es constante; quien es constante es imperturbable quien es imperturbable vive sin tristeza; quien vive sin tristeza es feliz.

La prudencia es la facultad de aplicar bien la habilidad.

La sabiduría de vivir consiste en eliminar lo que no es indispensable.

El sabio puede cambiar de opinión. El necio, nunca.

La mayor sabiduría que existe es conocerse a uno mismo.

La sabiduría no esta lejos del dolor humano, es más bien su compañera, su consejera.

El sabio lo espera todo de sí mismo; el hombre vulgar espera todo de los demás.

Hay que ser precavido: es peligroso pensar que las cosas saldrán como a uno le conviene.

Los cautos rara vez se equivocan.

La duda es la madre de la sabiduría. Solo los ignorantes tienen certezas.

Quien es precavido, vale por dos.

Quien es prudente sólo piensa en sus dificultades cuando ello tiene algún objeto.

La prudencia estriba en saber conocer la naturaleza de los inconvenientes y aceptar el menos malo por bueno.

Presta el oído a todos, y a pocos la voz. Oye las censuras de los demás; pero reserva tu propia opinión.

No des un mordisco al bocado del placer hasta que estés seguro de que no lleva anzuelo.

El coraje y la fuerza no son nada sin la prudencia.

En todo momento, los prudentes han prevalecido sobre los audaces.

Quien es prudente desconfía, de la mucha cortesía.

Es prudente no fiarse por entero de quienes nos han engañado una vez.

La sabiduría es como una flecha. La mente serena es el arco que la dispara.

Si eres prudente, goza el momento que pasa; lo futuro, ¿qué encerrará?

Así como el sabio no escoge los alimentos más abundantes, sino los más sabrosos, tampoco ambiciona la vida más prolongada, sino la más intensa.

Ten tu arca bien cerrada, y la llave bien guardada.

Nunca prometas lo que no has de dar, y no compres lo que no puedas pagar. Se prudente con tus compromisos.

El sabio es artífice de su propia fortuna.

No preocuparse por nada es estar muy cerca de la sabiduría.

Los días más felices son aquellos que nos hacen sabios.

La sabiduría es un adorno en la prosperidad y un refugio en la adversidad.

Tanta prudencia se necesita para gobernar un imperio, como una casa.

La sabiduría no es otra cosa que la medida del espíritu, es decir, la que nivela al espíritu para que no se extralimite ni se estreche.

Más vale prevenir, que curar.

Sólo el que sabe es libre y más libre el que más sabe.

La prueba más clara de la sabiduría es una alegría continua.

Cuanto más tranquilamente se hagan las cosas, mayor será el éxito, la influencia, la energía.

La tranquilidad de la mente es una de las joyas hermosas de la sabiduría.

La prudencia es la inteligencia del valor.

Se justo y encontrarás sabiduría en el sendero de la vida.

Sé lento en adquirir amistades, pero sé constante en retenerlas una vez admitidas.

La sabiduría consiste en entregarse a los vicios con tal misterio, con tan grandes precauciones, que nunca nos puedan sorprender.

Cuando la prudencia lleva a la infelicidad:

Nuestros actos imprudentes nos persiguen para atormentarnos.

Hay pasiones que la prudencia enciende y que no existirían sin el riesgo que provocan.

El imprudente es el que todo lo dice y todo lo hace en todas situaciones, delante de todo el mundo, y sin ningún miramiento.

Fuera de mí empuño las armas y una vez con ellas en la mano, me falta la prudencia necesaria.

La desgracia proviene en ocasiones de colocar mal la precaución y confianza.

Muchos habrían podido llegar a la sabiduría si no se hubiesen creído demasiado sabios.

La vanidad hace siempre traición a nuestra prudencia y aún a nuestro interés.

No entres donde no puedes libremente salir.

Sin la filosofía y la recta razón no es posible que haya prudencia.

La serena razón huye de todo extremismo y anhela la prudencia.

Lo bien hecho necesita tiempo, lo mal hecho es irreversible.¿Cómo no ser prudente?

Ten en cuenta lo que vayas a decir, no lo que pienses.

Muchas palabras nunca indican mucha sabiduría.

La imprudencia suele preceder casi siempre a la calamidad.

Las frases de este artículo se encuentran distribuidas a lo largo del Oráculo del Alma.

Autor: Adrián Casasnovas ©