Posesión
Poseer es el acto que nos lleva a acumular objetos o conocimientos. La riqueza con que contamos para jerarquizar y reforzar nuestra actuación. Hay tres diferencias de bienes, unos que se dicen externos, otros que consisten en el alma, y otros en el cuerpo.
En el Mandala de las Emociones la posesión pertenece a la familia de las pasiones. La posesión y la entrega son dos hermanas con caminos antagónicos en cuanto al entusiasmo. En la entrega el sujeto se vuelca hacia el objeto. En la posesión el objeto se vuelca hacia el sujeto. Cuando se sobrepasa el entusiasmo posesivo se transforma en su contraparte, el ambición. Una lo dá todo, la otra lo quiere todo.
Las emociones se encuentran en equilibrio o no. Esto depende del modo, la ocasión y la duración de la emoción. La posesión cuando es equilibrada lleva al éxito, pero, cuando es excesiva o deficiente, lleva al fracaso.
Cuando la posesión es excesiva:
Cuanto más se posee, menos se posee a sí mismo.
La riqueza se parece al agua de mar; cuanto más bebemos, tanto más sedientos nos sentimos.
El pródigo es el que se arruina por propio gusto.
No deben llamarse bienes aquellos que, aunque se posean en abundancia, no impiden que su dueño sea desgraciado.
Las cosas que no infunden en el alma grandeza, ni confianza, ni seguridad y, por el contrario, provocan arrogancia, son males.
Los seres humanos estamos más preocupados por tener que por ser.
Es fastuoso quien no tiene límites en sus gastos, despilfarra el dinero e intenta destacarse sin el menor gusto.
Lujo es dañoso, porque multiplica las necesidades de la vida, emplea el entendimiento humano en cosas frívolas y dorando los vicios, hace despreciable la virtud, que es la única que produce los verdaderos bienes y gustos.
Ya no se define la identidad humana por lo que uno hace, sino por lo que uno posee.
Pero hemos descubierto que el poseer cosas y el consumir cosas no satisface nuestro anhelo por significado.
A más oro, menos reposo.
Cuando la posesión es deficiente:
Guarda bien pero no tanto, que no halles lo guardado.
Cuántas cosas adquirimos porque otros lo han hecho, porque la mayoría las posee.
La ignorancia degrada tan sólo cuando va asociada a la riqueza.
De las cosas que tienes, escoge las mejores y después medita cuán afanosamente las hubieras buscado si no las tuvieras.
Los bienes más preciados son muy contendidos y la denominación de egoístas proviene de estas costumbres que son deplorables.
La propiedad es una trampa; lo que creemos poseer, en realidad nos posee.
El que tiene miedo de la pobreza no es digno de ser rico.
Si el dinero es tu esperanza de independencia nunca lo conseguirás
Cuando buscamos los bienes por los propios bienes, luego encontramos con los males.
Los celos aparecen para justificar un dominio sobre lo que nunca se ha poseído.
Ningún dinero está más ventajosamente empleado que el que nos estafan: pues lo cambiamos directamente por prudencia.
No te afanes en aumentar tus bienes, sino en disminuir tu codicia.
El hábito de adquirir bienes con que sostener un gasto vano corrompe las almas más puras.
Bien que no se conoce, no es tal bien, y el poseer lo que no se aprecia es como si no se poseyese.
Cuando la posesión es equilibrada:
Las riquezas no consisten tanto en la posesión de los bienes como en el uso que de ellos se hace.
Somos más sensibles a los males que aquejan este mundo que a los bienes que lo adornan.
Nadie puede estar seguro en la posesión de aquellos bienes que, a pesar suyo, puede perder; sólo a la verdad y la sabiduría no las pierde nadie contra su voluntad.
La verdadera seguridad descansa no en las cosas que uno posee sino en las cosas que puede hacer sin ellas.
Alentaremos deseos moderados si cada uno considera su propia persona y se convence de que no puede acaparar mucho ni por mucho tiempo.
No es la posesión de la verdad, sino el éxito que llega luego de la búsqueda, donde el buscador se enriquece con ella.
Goza particularmente de la riqueza quien necesita de ella lo menos posible.
Tener tiempo es la posesión del bien más preciado por quien tiene voluntad de alcanzar grandes cosas.
Hacer bienes es tesoro que se guarda para cuando es menester.
La propiedad tiene sus deberes tanto como sus derechos.
No se puede poseer más de cuanto en su corazón pueda caber.
Las cosas valen lo que vale el corazón del que las posee: son bienes para quienes saben usar bien de ellas, males para quienes hacen mal uso.
La persona instruida lleva en sí mismo sus riquezas.
De todos los bienes subjetivos, el que más directamente nos hace felices es un ánimo jovial.
Por mucho que me quiten, mucho más me quedará.
Por la posesión de las cosas buenas y bellas es por lo que son felices los que son felices.
Todas mis cosas las llevo conmigo.
La felicidad no reside en la posesión del objeto creado, sino en el acto de crearlo.
La propiedad tiene sus deberes tanto como sus derechos.
Quien posee lo suficiente a conseguido lo que nunca logra el rico, el término de su ambición.
La libertad, ese bien que hace gozar de los demás bienes.
Los mejores bienes, en ti mismo los tienes.
El primero de los bienes, después de la salud, es la paz interior.
Buena es la riqueza si la manda la razón.
La riqueza consiste en el uso adecuado de los bienes.
Para calcular el auténtico valor de alguien,que se despoje de su patrimonio, de sus cargos y demás dones engañosos de la fortuna.
Cuando entra en juego la posesión de los bienes es difícil que se razone con justicia.
La virtud radica mucho más en proporcionar el bien que en recibirlo uno mismo; tanto más en hacer cosas buenas que en no llevar a cabo cosas vergonzosas.
La amistad multiplica los bienes y reparte los males.
Tus bienes y tus males dependen en gran medida de aquellos con quienes te hayas juntado.
La prudencia es el más excelso de todos los bienes.
Al que no posee demasiados bienes se le puede llamar, con razón, feliz.
Las frases de este artículo se encuentran distribuidas a lo largo del Oráculo del Alma.
Autor: Adrián Casasnovas ©