imitar

Imitar

El ser humano es un animal mimético, dijo Aristóteles. Así le asignaba a esta facultad un valor vital. Imitar lo que hacen los demás es fundamental para la supervivencia. En la medida que copio con mayor o menor fidelidad el objeto me hago con las cualidades de este. El aprendizaje humano consiste en adquirir, procesar, comprender y, finalmente, aplicar una información que nos ha sido «enseñada», es decir, cuando aprendemos nos adaptamos a las exigencias que los contextos nos demandan.

En el Mandala de las Emociones el complemento del imitar es el expresar. En el alma bienestar y malestar están relacionados con las sensaciones del cuerpo.

Cuando el imitar lleva al bienestar:

Cualquier cosa es fácil si uno puede asimilarlo a la propia colección de modelos.

El ejemplo, sea bueno o malo, tiene una poderosa influencia.

La imitación es innata, más no es sencillo reconocer lo que debemos imitar.

La imitación es la forma más sincera de elogio.

Los modelos nos ayudan a elegir dónde dirigir nuestra atención, para que podamos tomar decisiones.

El regalo más grande que les puedes dar a los demás es el ejemplo de tu propia vida.

Del hablador he aprendido a callar; del intolerante, a ser indulgente, y del malévolo a tratar a los demás con amabilidad.

Cuando se quiso imitar el andar, se creó la rueda, que no se parece en nada a una pierna.

Nosotros no participamos de la gloria de nuestros antepasados, sino cuando nos esforzamos en parecérnosles.

La finalidad del arte es dar cuerpo a la esencia secreta de las cosas, no el copiar su apariencia.

La mente opera creando modelos con los conocimientos adquiridos para su uso posterior.

La mente intuitiva es activa, transforma lo que asimila en algo nuevo y original

La persona más feliz del mundo es la que sepa reconocer los méritos y bienes de los demás como si fueran propios.

Las influencias aparecen al principio, pero llegados a un cierto punto, terminan.

Las personas que realmente hacen bien a los demás casi nunca dan consejos, sino que sirven de ejemplo.

Dos personas pueden tener semejanzas en varias cosas sin ser copia una de la otra, siempre que cada una siga su natural inclinación.

Quien es prudente imita a los que han sido excelsos, para que, si no los iguala en virtud, por lo menos se les acerque.

Resiste cuanto puedas a la imitación, pero imita si el influjo es demasiado fuerte. Más que ninguna otra cosa, el desarrollo de la personalidad es una larga paciencia.

Cualquier persona mejor que yo, para mi es un modelo a seguir.

Las imitaciones son los ladrillos con los que has de construir el edificio de tu personalidad.

Cuando el imitar lleva al malestar:

No vivas sólo de los modelos antiguos. Todo pasado no fué necesariamente un tiempo mejor.

Nos gusta imitar; imitamos a menudo, incluso sin percatarnos, y descuidamos nuestros bienes presentes por bienes futuros.

Alejarse del personaje que has interpretado puede costar un poco.

Cada vez más tengo la impresión de estar haciendo una imitación barata de mí mismo.

Somos cautivos de nuestras identidades.

Siempre fuiste mi espejo, quiero decir que para verme tenía que mirarte.

Algunos hay que no alaban sino aquello que creen poder imitar.

Cuando tratas de adaptarte por la fuerza a un molde prefabricado, traicionas tu individualidad.

El fanfarrón aparenta ser o imita a la persona de corazón hasta donde le es posible.

Cuando te mires en el espejo no veas una personalidad, sino una persona.

A veces el temerario tiene más rasgos de ser un bravucón y un hipócrita que aparenta valor.

Estamos perdidos cuando los tramposos sirven de ejemplo y los buenos de mofa.

No se debe imitar a uno solo, aunque sea el más sabio.

Se sigue casi siempre el camino abierto por otros imitando las acciones de los demás.

El valor genera, en la mente mezquina envidia, y la emulación en las grandes almas.

El que imita lo malo supera siempre al que le sirve de ejemplo. Si quieres desarraigar tus vicios, aléjate de quien te da malos ejemplos.

La mediocridad podrá definirse como una ausencia de características personales que permitan distinguir al individuo en su sociedad.

Las frases de este artículo se encuentran distribuidas a lo largo del Oráculo del Alma.

Autor: Adrián Casasnovas ©