Hábito

Hábito

Hábito es cualquier conducta repetida regularmente. El hábito predispone a un sujeto para la realización perfecta de una tarea o actividad. El carácter de una persona es la manera en la que esta reacciona habitualmente frente a una situación, aquello que el ser humano, con su inteligencia y su consciencia ha cambiado, añadido o quitado a su temperamento, es decir, a los elementos que la naturaleza le ha dado.

El hábito o la costumbre es algo esencial en la vida humana. Dice Aristóteles: La virtud moral nace del hábito y las costumbres, y sólo las adquirimos después de haberlas previamente practicado. Es de suma importancia adoptar desde la infancia y lo más rápido posible tales o cuales hábitos,este es un punto de muchísimo interés, o para decirlo mejor, es el todo.

En el Mandala de las Emociones el complemento del hábito es la memoria. En el alma bienestar y malestar están relacionados con las sensaciones del cuerpo.

Cuando el hábito lleva al bienestar:

Los hábitos son extremadamente útiles al simplificar partes de nuestra vida en las que no queremos pensar.

Las buenas costumbres se conforman unas con otras, y por eso duran.

El carácter no puede ser desarrollado en tranquilidad y quietud. Solo a través de la experiencia de la prueba y el sufrimiento se puede fortalecer al alma.

Carácter es la facultad que tiene cada uno de vivir como le agrade.

Quien practica la dulzura logra un carácter dulce.

Las personas que tienen buen carácter son las más dignas de ser queridas.

Las costumbres de cada cual labran su fortuna.

El carácter honorable es producto de actos virtuosos.

Tu carácter debe estar por encima de toda sospecha, debes ser verídico y tener siempre autocontrol.

Lo que se hace por costumbre acontece ya como si fuera natural.

La intuición es el hábito de los principios.

Cuida tus actos, porque convertirán en tus hábitos. Cuida tus hábitos, porque se convertirán en tu destino.

Siembra un acto y cosecharás un hábito. Siembra un hábito y cosecharás un carácter.

La moral es la regla de las costumbres. Y las costumbres son los hábitos. La moral es, pues, la regla de los hábitos.

Si desde el comienzo fuésemos buenos o malos, no habría necesidad de un maestro que enseñara a actuar bien.

Para que los lazos de amistad se establezcan es necesario tiempo y hábito.

Por el vicio ajeno enmienda el sabio el suyo.

Quien volviendo a hacer el camino viejo aprende el nuevo, puede considerarse un maestro.

Cuando el hábito lleva al malestar:

Tan acostumbrados estamos a disfrazarnos ante los demás que al final nos disfrazamos ante nosotros mismos.

La costumbre disminuye la admiración, y una mediana novedad suele vencer a la mayor eminencia envejecida.

El tener conciencia de la rutina es dar el primer paso para cambiarla.

Alguien con buen carácter es manso, humilde y libre de los deseos del mundo material. Alguien de mal carácter es áspero, orgulloso y esclavo de la codicia.

Las cadenas de la costumbre son tan sólidas que no se sienten, hasta vuelven tan fuertes que nadie las puede romper.

Nos aterroriza cualquier cosa fuera de lo corriente, o un cambio en la rutina.

El buen uso de la libertad -trocado en el hábito- se llama virtud, y su mal uso, vicio.

La inquina es la antipatía o aversión que se experimenta contra una persona o una cosa y que impulsa a tratarla de forma negativa.

La manía es una condición psicológica contraria la depresión: desmedida euforia, grandiosidad y conversaciones frenéticas.

La violencia sobra donde la costumbre falta.

La manía que ciertas personas tienen de dar consejos sin que nadie se los haya pedido.

Tal vez la rutina nos ciegue y solo veamos lo que creemos ver.

Miéntese muchas veces solamente por costumbre.

La rutina es el hábito de renunciar a pensar.

La novedad atrae la atención y aún el respeto, pero la costumbre lo hace desaparecer pronto.

La rutina los ha desalmado. Ya no son sino autómatas.

Las frases de este artículo se encuentran distribuidas a lo largo del Oráculo del Alma.

Autor: Adrián Casasnovas ©