Egoísmo

Egoísmo

El egoísta es el que lo hace todo en consideración a sí mismo, en las cosas que le pueden ser útiles. Parte de la carencia propia, del sentimiento de insuficiencia personal, que, mediante una actuación acaparadora intenta completarse. Es bueno que el individuo desee para sí mismo su propio bien dice Aristóteles. Y luego dice: En tanto que el individuo es uno e indivisible, se desea y se ama siempre a sí mismo.

En el Mandala de las Emociones el egoísmo pertenece a la familia de los deseos. El egoísmo y la ambición son dos hermanos con caminos antagónicos en cuanto a la salida del sufrimiento. En la ambición el sujeto va hacia el objeto, en el egoísmo, el objeto va hacia el sujeto. La contracara del egoísmo es la entrega. En este caso la entrega se origina por el de egoísmo que conduce a la acumulación excesiva.

Las emociones se encuentran en equilibrio o no. Esto depende del modo, la ocasión y la duración de la emoción. El egoísmo cuando es equilibrado lleva al éxito, pero, cuando es excesivo o deficiente, lleva al fracaso.

Cuando el egoísmo es excesivo:

Los bienes considerados los más preciados son muy contendidos. Así se conduce la mayoría de los hombres, y la denominación de egoístas proviene de estas costumbres que son deplorables.

Cuando el egoísmo en un término de censura y de injuria, se denomina egoístas a los que se arrogan la mejor parte de las riquezas, de los honores y de placeres corporales.

Hay en los celos más amor propio que amor.

La persona sabia que ha conocido su esencia superior no se entrega al narcisismo ni se enaltece.

La vanidad es el amor propio al descubierto.

No hay dignidad posible para quien trabaja en exceso, para alimentar su egoísmo.

Todo para mí, nada para los demás.

Un egoísmo enfermizo te lleva a la avaricia.

La vanidad muere con dificultad. En algunos casos obstinados, sobrevive al hombre.

Hay en los celos más amor propio que amor.

Cuando el egoísmo es deficiente:

Hay personas que cuanto más se hace por ellos menos hacen ellos por sí mismos.

Nadie puede ser feliz si no se aprecia a sí mismo.

Si no eres bueno contigo, ¿Cómo puedes esperar que otro lo sea?

El amor propio es el más grande de todos los aduladores.

Te cansarás de mirarte a ti mismo, y el cansancio te hará sordo y ciego a todo lo demás.

Ser bueno solamente consigo mismo es ser bueno para nada.

Si no vives con dignidad estás muerto, y cuando estás muerto no eres nada.

Cuando el egoísmo es equilibrado:

Quien se acerca más a sí mismo, en alguna forma, se acerca mayormente a los demás.

Estar sano emocionalmente no significa depender de otros que te consideren, sino del amor que uno se tiene a sí mismo.

El amor propio es el cascarón defensivo con que rodeamos nuestra vida.

La seguridad y el amor propio están relacionados, y lo segundo es básico en nuestras vidas.

Lo que más importa es que uno se encuentre a gusto consigo mismo.

Todos para uno y uno para todos.

El individuo es su más estrecho amigo, y es a sí mismo, ante todo, a quien deberá amar.

El verdadero amor propio no tiene por qué divulgarse o mostrarse en público. Es un estado interior, una fuerza, una felicidad: la seguridad.

La persona de bien debe ser egoísta, porque haciendo el bien, le implicaría a la vez un gran beneficio personal.

Cuando domines el arte de amarte a ti mismo podrás amar de verdad a los demás. Sólo abriendo tu corazón podrás llegar al corazón de los demás.

Al que demanda para sí sólo el buen comportamiento sería imposible llamarlo egoísta. No obstante sería considerado más egoísta que los demás, dado que se adjudica las cosas más bellas y mejores.

La dignidad debe practicarse con todo el mundo y de manera constante, y especialmente con uno mismo.

Quien ama a los hombres afianza a los hombres, pues él mismo desea ser afianzado; ayuda a los hombres a lograr éxito, pues él mismo desea lograr éxito.

Amarse a sí mismo es el comienzo de una aventura que dura toda la vida.

Las frases de este artículo se encuentran distribuidas a lo largo del Oráculo del Alma.

Autor: Adrián Casasnovas ©